susanna pruna |
EL TIEMPO
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El tiempo es algo que me ha obsesionado siempre y a raíz de una necesidad de analizar el tiempo y los marcajes que nos han impuesto a través de los relojes, inicié este proyecto que estuvo seleccionado en Madrid por la Galería "6 metros cúbicos".
Este proyecto aunque es una instalación, lo pensé como una acción en la que el público podía participar. Pedí a la galerista que a medida que iba llegando la gente se les informara que para entrar, tenían que venir sin reloj y con el móvil apagado.
La performance empezaba cuando la artista que estaba mezclada entre el público como una más, inicio un discurso en voz alta.
Texto:
"El tiempo, una cosa tan valorada y que no se puede comprar, ni el dinero ni el más grande invento pueden hacer que los minutos paren y que los relojes se detengan. Para el rico y para el pobre el tiempo corre y corre, cuando somos pequeñas vivimos y no somos conscientes de su paso, después crecemos y nos explican que hay relojes que marcan las horas y aprendemos a leerlas sin aún entenderlas. Y nos explican las horas que hay en un día y los minutos pero seguimos viviendo sin pensar en el tiempo unos años más. Más tarde, ya de adultos, el tiempo pasa, corre, se escapa, vivimos sin estar viviendo, con miedo, prisioneros, porque ya no recordamos lo felices que éramos cuando éramos niños, disfrutando de las pequeñas cosas sin necesidad de entenderlas y atenderlas todas, un día y otro día. Y después cuando la vejez se acerca y llega la hora de marchar, pensamos porque no vivimos más esos días, porque estuvimos tan pendientes del tiempo y no aprendimos a vivir libres como cuando éramos niños, sin aquel miedo".
Esta obra es una reflexión sobre el paso del tiempo y el temor que se siente al ver que se escapa. Habla de la importancia que tiene vivir sin condiciones temporales que ahoguen nuestros días, vivir el presente y no dejar que nos hagan prisioneras estas agujas que no se paran y que disminuyen nuestra libertad.
La obra muestra fotografias en blanco y negro que dibujan el pasado vivido y una sola fotografía en color que indica el presente inmediato como filosofía, un reloj sin agujas en la arena y un "texto" que expresa este sentir, dentro de un espacio no temporal, el mío, fuera de este pequeño recinto íntimo, hay una mesita con un reloj que sí marca las horas para aquellos que todavía no han despertado.
Invito al espectador y espectadora a sacarse las agujas de su reloj y a dejarse llevar por la vida. Muchos y muchas se sorprenderán de lo perdidos que están sin esta pauta temporal.
Texto:
"El tiempo, una cosa tan valorada y que no se puede comprar, ni el dinero ni el más grande invento pueden hacer que los minutos paren y que los relojes se detengan. Para el rico y para el pobre el tiempo corre y corre, cuando somos pequeñas vivimos y no somos conscientes de su paso, después crecemos y nos explican que hay relojes que marcan las horas y aprendemos a leerlas sin aún entenderlas. Y nos explican las horas que hay en un día y los minutos pero seguimos viviendo sin pensar en el tiempo unos años más. Más tarde, ya de adultos, el tiempo pasa, corre, se escapa, vivimos sin estar viviendo, con miedo, prisioneros, porque ya no recordamos lo felices que éramos cuando éramos niños, disfrutando de las pequeñas cosas sin necesidad de entenderlas y atenderlas todas, un día y otro día. Y después cuando la vejez se acerca y llega la hora de marchar, pensamos porque no vivimos más esos días, porque estuvimos tan pendientes del tiempo y no aprendimos a vivir libres como cuando éramos niños, sin aquel miedo".
Esta obra es una reflexión sobre el paso del tiempo y el temor que se siente al ver que se escapa. Habla de la importancia que tiene vivir sin condiciones temporales que ahoguen nuestros días, vivir el presente y no dejar que nos hagan prisioneras estas agujas que no se paran y que disminuyen nuestra libertad.
La obra muestra fotografias en blanco y negro que dibujan el pasado vivido y una sola fotografía en color que indica el presente inmediato como filosofía, un reloj sin agujas en la arena y un "texto" que expresa este sentir, dentro de un espacio no temporal, el mío, fuera de este pequeño recinto íntimo, hay una mesita con un reloj que sí marca las horas para aquellos que todavía no han despertado.
Invito al espectador y espectadora a sacarse las agujas de su reloj y a dejarse llevar por la vida. Muchos y muchas se sorprenderán de lo perdidos que están sin esta pauta temporal.
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